TIC RELIXIÓN

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👼

25.9.17

1º eso: tema 1.2. Las religiones y el cristianismo


Las religiones son expresiones sociales para relacionarse con Dios.
Sus ritos y mensajes enseñan virtudes (buenos hábitos), dan sentido último a la vida humana y fe en la vida después de la muerte.

2.1 Las religiones en la historia
Las religiones forman parte de la historia de la humanidad: han existido en todo tiempo, lugar y cultura. Desde sus orígenes, el ser humano
ha expresado sus creencias sobre la divinidad, la vida eterna después
de la muerte y el origen divino de la realidad.
Por medio de los cultos funerarios y los ritos de sacrificios se ha relacionado con la divinidad y ha expresado su creencia en la vida eterna.
Ejemplos de estas expresiones religiosas son las pirámides de Egipto, los templos de la Grecia clásica, como el Partenón, o las representaciones
pictóricas y escultóricas sobre Jesucristo.
2.2 La religión en la prehistoria
Las expresiones religiosas más antiguas que se conservan pertenecen a la prehistoria. Son esculturas y pinturas religiosas sobre la vida
diaria (la muerte, la caza, la maternidad, etc.) y construcciones (templos,
tumbas, altares).
Los hombres y mujeres primitivas se relacionaban con la divinidad por medio de ritos, como los sacrificios de animales que celebraban
para pedirle ayuda o darle gracias.
Las tumbas y sus objetos funerarios presuponen la existencia de un culto a los antepasados, y la creencia en la inmortalidad del alma y en
una vida más allá de la muerte.
2.3 Las religiones de la Antigüedad
A lo largo de la historia han surgido y desaparecido numerosas religiones. Las principales religiones de la Antigüedad, que han desaparecido,
son las de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. El hinduismo también surgió en la Antigüedad (hace unos 4 000 o
5 000 años a. C.) pero no ha desaparecido y se ha convertido en una de las principales religiones de la actualidad.
Las religiones de la Antigüedad se caracterizaron por:
❚ Ser politeístas. Creer en la intervención de los dioses en la vida diaria y en la vida después de la muerte. Y expresar estas creencias a
través de los mitos.
❚ Ofrecer culto a los dioses por medio de oraciones, sacrificios de animales, juegos deportivos como las Olimpiadas, etc.

2.4 Religiones, cristianismo y virtudes
Las religiones de la Antigüedad son caminos creados por el ser humano para relacionarse con la divinidad (dioses impersonales, fuerzas
misteriosas…).
El cristianismo es una religión revelada por Dios. Cree en un único Dios que ama a cada persona, le busca, se entrega a ella, y le ofrece
la salvación completa. La Biblia enseña cómo el Dios cristiano se da a conocer por medio de hechos y palabras, y ha revelado su misterio
de forma completa y definitiva en Jesucristo: «En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los
profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo» (Heb 1, 1-2).
La religión católica se profesa en el Credo y oraciones; se celebra en los sacramentos y las fiestas de la Iglesia, y se practica desarrollando
las virtudes teologales y cardinales.


1 Escribe una definición sobre las religiones y sus aportaciones.
2 ¿Qué relación existe entre las religiones, la historia y las virtudes?
3 ¿Qué presuponen las tumbas de la Antigüedad?
4 ¿Cuál es la principal diferencia entre las religiones de la Antigüedad y el cristianismo?
5 ¿Qué enseñanza o conclusión has extraído de este apartado?
6 Responde a esta opinión con tus argumentos y los datos de esta doble página: «Conocer las religiones de la Antigüedad y el cristianismo no
enseña virtudes ni sirve actualmente para nada».

3º eso: tema 1.2.1 El misterioso deseo de Dios

• Presentación «Dios con nosotros»:

http://www.presentaciones.org/powerpointindexD.html

a) ¿Dónde está Dios?; b) ¿En qué situaciones y sentimientos se descubre a Dios?; c) ¿Por qué motivo envío esta presentación a una persona?

• Presentación «Dios te habla»:

http://www.presentaciones.org/powerpointindexD.html

a) ¿Qué frase que dice la persona te gusta más?; b) ¿Con qué respuesta de Dios en la Biblia estás más de acuerdo? ¿Por qué?;


l deseo humano de Dios

Las personas desean muchas cosas materiales y espirituales. Pero aunque cumplan muchos de sus deseos como ganar dinero, ser famoso,
formar una familia, etc., siguen sintiéndose insatisfechas e incompletas.
Por ello, se preguntan: ¿Qué puede saciar verdaderamente el deseo humano de ser completamente feliz? Ante este deseo e interrogante
el cristianismo da la siguiente respuesta.

2.1 El misterioso deseo de Dios
La persona lleva en su interior un misterioso deseo de Dios. Y cada buen deseo que cumple como tener amigos, vivir un amor verdadero,
ayudar a los demás… le hace descubrir y preferir el mayor deseo, que para los cristianos es encontrar a Dios para vivir eternamente y
ser completamente feliz con Él, con los demás y consigo mismo. Este deseo de Dios convierte a la persona en un ser religioso que busca
encontrarse con Él.

2.2 La persona puede descubrir a Dios
La dimensión religiosa y espiritual del ser humano le lleva a preguntarse sobre Dios y desear encontrarse con Él. Y puede encontrarse
con Él por sí mismo: por su inteligencia, vida interior, sentimientos, experiencias más profundas, etc.
Sin embargo, este descubrimiento y conocimiento sobre Dios es limitado.
Y ello porque nuestra capacidad de conocer es limitada y Dios es el mayor misterio; y, por lo tanto, solo se puede hablar de Él, con
analogías o comparaciones.
Este deseo de Dios y capacidad humana son la base para llegar a la fe en Dios que, va más allá del solo conocimiento sobre Él.

2.3 Caminos personales para conocer a Dios
❚ Partir del mundo y la razón para conocer a Dios. Por ejemplo, se puede llegar a verdaderas certezas sobre Dios admirando la belleza
y el misterio de la naturaleza, así como argumentado: si existe un programa informático debe existir un programador, si existe la creación
debe existir un Creador, etc.
❚ Desarrollar nuestra vida interior o dimensión espiritual y religiosa. Por ejemplo, meditando cada día y evitando las actitudes antirreligiosas
que alejan de Dios: la idolatría, el sectarismo, el fanatismo, el laicismo, etc. Para los cristianos, Jesús de Nazaret es el máximo
ejemplo de espiritualidad completa.
❚ Buscar a Dios desde el conocimiento de la propia personalidad y las experiencias humanas más profundas. Para conocer a Dios es
necesario conocerse a sí mismo.

2.4 Caminos cristianos para encontrarse con Dios
La Iglesia enseña que los anteriores caminos personales ayudan a conocer parcialmente a Dios. Y propone los caminos cristianos (revelados
por Dios) para conocerlo de forma completa, y así poder satisfacer el deseo de Dios que existe en la persona. Algunos son:

❚ Reflexionar sobre la Biblia como la Palabra viva de Dios que me habla y me ayuda. Por ejemplo, leyéndola y practicando sus ense-
ñanzas en la vida diaria. La Biblia enseña que Dios ama, busca y se da a conocer a las personas: «Yo amo a los que me aman, los que
madrugan por mí me encuentran» (Prov 8, 17). «Buscarás allí al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón» (Dt
4, 29). Es la promesa que hace Jesús: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe,
quien busca encuentra y al que llama se le abre» (Mt 7, 7-8).
❚ Conocer y aceptar personalmente la revelación cristiana.
❚ Participar en alguna actividad de la Iglesia.
❚ Fortalecer la fe cristiana.
❚ Practicar la oración cristiana.

http://grc.anaya.es/grc/act/e8445070/1434467557/index.html

22.9.17

4º eso: T.1.1: Preguntas y respuestas de Buda

Experiencias humanas
y cristianas
El ser humano necesita descubrir el sentido de su vida: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy después de la muerte? ¿Para
qué vivir? ¿Qué debo hacer para ser feliz y salvarme? ¿Por qué tengo que sufrir y morir? ¿Cuál es el origen de todo?
Las religiones ofrecen respuestas a estos interrogantes y caminos para encontrar el sentido definitivo de la vida, la felicidad y la salvación.
Algunas religiones, como el hinduismo y el budismo, surgen por el deseo del ser humano de encontrarse con Dios; mientras otras,
como el judaísmo y el cristianismo, surgen por la iniciativa de Dios, que se revela en la Historia de la Salvación.
El siguiente relato sobre Buda es un ejemplo de las respuestas que descubrió para liberarse del sufrimiento, la enfermedad y la muerte,
y el camino que propone para encontrar el sentido último a la vida.
1.1 Preguntas y respuestas de Buda
Buda es un personaje histórico y el fundador de la religión budista. Su verdadero nombre es Sidharta Gautama. Nació en Nepal hacia el
563 a. C., en una familia muy rica. Al nacer, unos adivinos anunciaron que su destino era sufrir mucho. Para evitarlo, su familia le construyó
tres lujosos palacios protegidos por altas murallas. Allí pasó su juventud, servido por jóvenes criados y bellas mujeres.
Todos debían cumplir sus deseos y evitar que Sidharta conociera lo negativo de la vida: el dolor, la enfermedad, la muerte... A los dieciséis
años se casó, tuvo un hijo y siguió viviendo rodeado de placeres. Sin embargo, cada día estaba más triste y se hacía preguntas
que nadie le contestaba: ¿Por qué no podía salir de allí? ¿Cómo era la vida fuera?...
Un día, saltó la muralla y se escapó. En un camino se encontró con un anciano. Sidharta se asustó porque nunca había visto el rostro de la
vejez. Después, vio a un hombre que estaba solo, enfermo y moribundo. Por último, tropezó con un cadáver. Así, descubrió el sufrimiento
y se preguntó: ¿Por qué las personas envejecen, enferman y mueren? Por estas experiencias, decidió dedicar su vida a buscar cómo eliminar
el sufrimiento. Abandonó su lujosa vida, se convirtió en un monje mendigo y durante seis años recorrió la India, practicando las enseñanzas
de maestros del hinduismo: la meditación, el yoga, el ayuno, etc.
Un día, descubrió Cuatro Nobles Verdades o respuestas para eliminar el sufrimiento y dar sentido a la vida:
1ª. Verdad sobre el sufrimiento: todo en la vida es dolor.
2ª. Verdad sobre las causas que producen el sufrimiento: los deseos y el querer cumplirlos inmediatamente.
3ª. Verdad sobre cuándo acaba el sufrimiento: cuando se elimina completamente el deseo.
4ª. Verdad sobre los medios necesarios para extinguir el sufrimiento: practicar los ocho mandamientos del Noble Camino Óctuple, para alcanzar el nirvana:
1. Comprensión justa: comprender la vida en todas sus dimensiones.
2. Pensamiento justo: pensar libremente y sin mala voluntad.
3. Palabra justa: hablar libremente, sin engañar ni insultar.
4. Comportamiento bueno y justo: no asesinar ni robar ni mentir.
5. Vida justa: ganarse la vida honradamente, sin engañar.
6. Esfuerzo justo: desarrollar buenos pensamientos y evitar los malos.
7. Atención justa: vivir atento a lo profundo de sí mismo y la realidad.
8. Concentración justa: meditar, concentrarse con la respiración…
Por este descubrimiento, recibió el nombre de Buda, que significa «el iluminado». Junto con cinco monjes, y durante cuarenta años, predicó
esta doctrina por la India. Buda murió hacia el 483 a. C. Hoy el budismo es una de las cinco religiones más importantes del mundo.
     Diferenciar. ¿Qué preguntas se plantean las personas sobre el sentido de su vida? ¿Cuáles te planteas tú? ¿Por qué?
2 ¿Qué ofrecen las religiones para dar sentido a la propia vida?
3 ¿Qué te llama más la atención de la vida de Buda? ¿Por qué? ¿Qué descubrió para dar sentido a la vida? ¿Qué opinas de estas verdades?
4 ¿Qué te enseña Buda para dar mejor sentido a tu vida actual?
5 En pareja, leed el apartado «La Iglesia y las religiones» y comentad esta opinión: «El cristiano debe creer en Buda y en Cristo como
las máximas respuesta de sentido, verdad y revelación y de Dios».
6 Definir. Busca en Internet el vídeo «5000 años de religiones en 90 segundos». Obsérvalo y escribe en tu cuaderno tu conclusión.
https://www.youtube.com/watch?v=E_jKrHAn_h8

3º eso +T. 1.1: El camino hacia Dios

Experiencias humanas y cristianas
Hoy las personas siguen buscando la plenitud y la felicidad completa. Para satisfacer este deseo siguen caminos diferentes. Algunos
son falsos porque no llenan este deseo y despersonalizan, como, por ejemplo, dejarse llevar por las drogas, el fanatismo o el consumismo.
Por el contrario, otros caminos como los que proponen las religiones son verdaderos porque responden a este deseo, personalizan y acercan
a Dios. El siguiente testimonio muestra el cambio y felicidad que produce el encuentro con Dios.

1.1 El camino hacia Dios de Anne Igartiburu
Anne Igartiburu es una famosa presentadora de Televisión Española. En el año 2011, se encontró con Dios y este hecho le cambió la vida.
Anne deseaba ser madre y comenzó los trámites de adopción en la India. Por ello, realizó varios viajes a la India, al orfanato de Ankur, llevado
por las religiosas de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, cuya superiora es la española, Sor Primi Vela. Hablar con ella le ayudó
a descubrir a Dios y a fortalecer su espiritualidad. Cuando adoptó a Noa, una niña india cuya madrina es Sor Primi Vela,
se produjo un cambio en Anne. En una entrevista en el programa Últimas Preguntas de TVE la presentadora confesó: «cada día es una
aventura, y solo espero ser capaz de dar mucho amor y ser generosa.
(…) Curiosamente, mi hija me dice que no la he adoptado yo sino que ella me ha adoptado a mí. Quizá te sorprenda pero es ella la que me
está marcando los valores. Dios estaba en mi vida pero he llegado cerca de Él gracias a este regalo que me ha hecho y que es esta persona».
También expresó los nuevos valores y sentimientos que vivía gracias a la espiritualidad que había descubierto: «El camino a Dios, una aventura.
(…) Es un descubrimiento tan bonito. (…) Los valores los marcamos porque van llegando a nosotros. No debemos dejar pasar tener esta espiritualidad, esa búsqueda continua para superar las dificultades cada día».
Preguntada sobre cómo conoció a este Dios hasta entonces desconocido para ella, Anne dijo que «Es un descubrimiento para todo el mundo,
jóvenes y no jóvenes. Noa llega de un entorno religioso en la India, de las hermanas de la caridad de Santa Ana y yo llego ahí por afinidad. Pero ese camino hacía Dios, esa búsqueda es una aventura interna y un regalazo».
Desde que conoció a Dios, ahora todo «es una celebración, la espiritualidad y la fe son una celebración. Noa llegó así y solo tengo agradecimiento. (…) Quien no tiene esa espiritualidad vive de otra forma y busca la felicidad de otra manera. En nosotros hay compromiso social
y con la comunidad, acudiendo también los domingos a misa como cosas cotidianas».
Para ella, «Dios es vida, es compromiso, aprendizaje… es todo. Me siento muy pequeña porque cada día hay que aprender. (…) Vengo de
una familia que no era religiosa, para mí ha sido todo búsqueda y el problema de muchos creyentes es que no lo reconocen. También es
valentía y conflicto». Ahora es muy feliz así.
Su encuentro con Dios le hace comprometerse con los más pobres. Lo hace por haber encontrado lo que antes no tenía. Por ello, Anne
Igartiburu ha vuelto a ser madre tras adoptar a un bebé vietnamita. Debido a su vida discreta, los medios se enteraron cuando la fotografiaron
saliendo un domingo de misa junto a sus dos hijas. Actualmente, la presentadora dedica parte de su tiempo libre y de sus vacaciones para colaborar como voluntaria con las hermanas de Santa Ana y con Manos Unidas. Y, en la India, ayuda a los más pobres en los orfanatos, los hospitales y los centros de enfermos de Sida.
(Tomado de: http://www.religionenlibertad.com/el-curiosocamino-de-fe-de-anne-igartiburu-la-busqueda-de-28882.htm).

https://www.youtube.com/watch?v=VMwBhysWhck

1 Reconocer. ¿Qué caminos falsos siguen hoy las personas para satisfacer su deseo de plenitud y felicidad completa? Pon ejemplos.
2  ¿Qué caminos verdaderos sirven para encontrar la plenitud y felicidad completa? Pon ejemplos.
3 ¿Qué te llama más la atención del testimonio de Anne Igartiburu?
4 ¿Qué te enseña para ser más persona y más feliz?
5 Imagínate que tu amigo te dice: «Estoy triste porque he suspendido varias asignaturas. Y para evadirme fumo y bebo, pero cada vez
estoy más deprimido. ¿Qué debo hacer para ser feliz y salir de esta situación?»
a) ¿Qué solución le recomendarías?
b) ¿Qué harías para ayudarle?
6 En pareja, visitad la web de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Consultad el apartado de apadrinamientos y contestad:
¿Qué os llama más s la atención de esta web? ¿Cómo apadrinar?
http://www.chcsa.org/actividades/index.asp

15.9.17

2º BAC + T. 1 = EL DESCUBRIMIENTO MÁS IMPORTANTE


Documento para su lectura, el concepto de persona: origen, evolución histórica y síntesis.

http://www.mercaba.org/Mundi/5/persona.htm


I. Origen del término e historia del concepto

La palabra latina persona deriva, aunque no con toda certeza, de personare (resonar) o, falsamente, de per se una (así con variantes en la filosofía medieval); según la más reciente investigación procede del etrusco fersu (rótulo de una representación de dos enmascarados). Significa primeramente, como traducción del griego prósopon (cara) la máscara del actor, que señala su papel.

El concepto filosófico y teológico de p., desconocido aún al pensamiento pagano antiguo, aparece como término especial o técnico en la primitiva teología cristiana de la -> Trinidad y -> encarnación (por primera vez en TERTULIANO, Adversus Praxean 12 ó 27). Sirve, pues, aquí para asegurar conceptual y dogmáticamente la experiencia creyente de la revelación del misterio incomprensible de Dios. Según la fe cristiana, en el interior de la vida suprahistórica de Dios la única «naturaleza» infinita divina como verdaderamente idéntica se realiza en tres relaciones personales, distintas entre sí. El único -> Dios eterno existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En Jesús de Nazaret Dios mismo se ha hecho hombre. Toda la naturaleza infinita de Dios y toda la naturaleza histórica y finita del hombre viven sin mezcla ni separación en la unidad de una p. (unión hispostática; sobre el uso teológico del concepto, cf. -> Trinidad, -> encarnación, -> Jesucristo [C], -> Espíritu Santo, -> Dios, -> hombre).

La primera definición formal ontológica de la p. procede de Boecio (De duabus naturis, 3): persona est naturae rationalis individua substantia. En esta forma y con las precisiones de Tomás de Aquino (incommunicabilis, ST 1 q. 30 a. 4 ob. 2; subsistencia, S. c. 6 Iv 49) y particularmente de Ricardo de San Victor (intellectualis naturae incommunicabilis existentia, De Trinitate Iv, 22, 24; de modo semejante Duns Escoto, Sent. I 23, 1) goza de validez no sólo en la edad media cristiana y en su tradición teológica y filosófica, sino que sigue también determinando el pensamiento moderno, señaladamente en lo que atañe a la filosofía en general y a la filosofía social (->, sociedad). P. no significa aquí la «esencia», la «naturaleza», sino el acto siempre singular, total e indiviso, inmediato e insustituible, la realidad, la existencia de una naturaleza espiritual. Esta realidad es el hecho de poseerse a sí mismo y, por tanto, de tener en sí su propio fin, es la forma de realidad que presenta la -> libertad de un ser espiritual, en la que se funda su intangible dignidad. Es evidente que este concepto preferentemente formal de p. adquiere su contenido por la «naturaleza» del ser espiritual en cuestión, y por el grado de realidad que adquiere su libertad en lo referente a la posibilidad de tomar posesión de la propia naturaleza.

II. El origen histórico de la experiencia latente en el concepto de persona y la nueva problemática

En la antigua metafísica el hombre es el ser a la vez infinito y finito en el que el -> espíritu, lo universal y supraindividual, queda limitado y hecho particular por la materia de su cuerpo. En esa concepción el hombre es (usando una fórmula breve) individuo, ejemplar de una especie, en que, de hecho, lo universal como tal está amenazado por la caducidad; es un caso particular del que, por la muerte, el espíritu se libera de nuevo para volver a su fundamental universalidad, a su totalidad, absoluta y divinidad sin limites.

El horizonte de experiencia de la teología y la -> antropología (III) cristianas es otro. La libre palabra de Dios ofreciendo y mandando, llama al hombre y a su libertad responsable a participar en su realidad viva. El Dios absoluto e infinito y el hombre finito e histórico son «socios»; este consorcio de la libertad infinita y de la finita constituye al hombre como tal y, con ello, lo constituye a la vez en la comunidad de destino con los otros. Pero la experiencia de este consorcio con el Dios infinito no suprime la propia finitud y amenaza, sino que las hace aparecer en toda su agudeza; la libertad que ineludiblemente tiene que responder decide por sí misma sobre su realidad definitiva. Y así el hombre finito, incluso como individuo, recibe significación y dignidad absoluta, hasta el punto de que, por su salvación, es decir, por la realidad de su libertad, Dios mismo se hizo hombre. Así, esta experiencia religiosa de la fe es la experiencia de una doble paradoja que rompe el antiguo horizonte intelectivo: la encarnación sin reservas de Dios (que sigue siendo Dios) y la significación absoluta e infinita del hombre individual finito (que permanece finito) en la comunión de destino de los hombres en general. Y sólo esta experiencia ofrece la base para (e impone la necesidad de) formar el concepto de p. como la realidad del ser espiritual que dispone libremente de sí mismo y tiene importancia absoluta; y en ella está también legitimada la designación de Dios como p. aunque él, del principio al fin, sea siempre el misterio incomprensible; como está legitimado igualmente el que entendamos su relación con el hombre como relación personal y su propia vida como realización de su único ser no en una, sino en varias personas.

Cuando esta experiencia de la p. — que comienza en la religión judía, se expresa inicialmente en la «metafísica del éxodo» y se consuma en la fe cristiana — trata de articularse teóricamente (cosa que por de pronto sólo puede hacer con ayuda de la terminología griega); al romperse el horizonte intelectivo griego se produce también un cambio y un esclarecimiento de los conceptos de physis, oúsía, hypóstasis, etc. (y de sus correlativos latinos: natura, substantia, etc.), de sus distinciones y relaciones. En todo caso era de esperar de antemano que, al encontrarse la metafísica judeo-cristiana del éxodo con una orientación histórica, y la metafísica griega del ente con una orientación cosmológica, el nuevo concepto de p. que entre otras cosas resultara del encuentro, no podría entenderse como un ente inmanente (aunque fuera el supremo) entre o sobre los otros entes, sino que debería entenderse por lo menos como una realidad cuyo ser, por el contrario, tiene una importancia fundamental para determinar qué y cómo son y aparecen el mundo y los entes en él contenidos.

Era de esperar, pues, que el hombre fuera entendido como una realidad que en su ser personal antecede a los entes intramundanos, o se sale del marco estructural de éstos, porque él, como p., es fuente emisora de esencia y ser, y no está determinado solamente por la esencia y el ser. De hecho esto se expresa ya en las clásicas defininiciones metafísicas de la p.: La p. es la unidad fáctica (que bajo el aspecto de la lógica formal resulta contradictoria) entre la más radical individualización (de una libertad que ella misma y nadie más debe asumir) y la más extensa universalidad (espiritualidad), entre inmanencia y trascendencia, entre «insistencia» y (usando un término moderno) «exsistencia». En su unidad, ni la universalidad del espíritu como ser y esencia se sumerge bajo la individualidad, ni ésta se pierde disolviéndose en la totalidad de un todo superior. La p. es una auténtica realización de la permanente diferencia ontológica.

Dondequiera el hombre sea entendido como esa unidad excepcional, no como mero individuo ni como mero ingrediente de una totalidad envolvente (de carácter ontológico-espiritual o colectivo-óntico), y sea experimentado como un sujeto que se halla bajo una exigencia absoluta, la cual no admite una fundamentación puramente intramundana; ese pensamiento puede considerarse como personal en la medida en que se dé cuenta de la contradicción latente en la unidad de la p., con sus exigencias, y la soporte, aunque no hable expresamente de p. y personalidad.

Es, sin embargo, problemático si las clásicas definiciones de p. se adecuan única y perfectamente a la -> experiencia religiosa que tienen por base y a su estructura (que pudiera también deducirse por reflexión natural filosófica de la experiencia de la conciencia); si en ellas, además de la subsistencia e incomunicabilidad, se expresan suficientemente los otros factores esenciales de la experiencia de la persona y libertad: el obrar actual e histórico y el consorcio entre p. y p., en los que la p. (aun la divina) como tal se abre y manifiesta primerísimamente a las otras. La distinción entre un personalismo substancial y otro actual (o existencial) apunta hacia aquella corriente de la tradición que, pasando por Agustín, Eckhart, Nicolás de Cusa, Pascal, Kierkegaard y otros, llega hasta la actualidad, y cuyo pensamiento, marcadamente personal, está menos orientado hacia las definiciones clásicas y sus conceptos (cf. la exposición y clasificación sintética de G. GLOEGE, Person, Personalismus, en EKL III, col. 128ss).

Indudablemente, la teología protestante yen tiempos recientes de la filosofía de la existencia dialogística (entre otros, F. Ebner, M. Buber), el -> existencialismo, la teología dialéctica y también la nueva reflexión en el campo católico sobre las bases bíblicas de la fe cristiana, han dado fecundos impulsos al pensamiento sobre la persona. Este pensamiento está empeñado hoy sobre todo en la repulsa y superación de la inteligencia individualista y colectivista del hombre, de la sociedad y de la historia humana, desenmascarando a los dos, al individualismo y al colectivismo, como interpretaciones unilaterales que parten de un origen experimental común.

III. Significación del concepto de persona humana

1. Persona y naturaleza

Si el hombre ha de entenderse como p., es decir, como una realización libre de su -> naturaleza, hemos de ver cómo ésta no es una naturaleza (infinita o finita) puramente espiritual y simple. El hombre, aun siendo espiritual, por su cuerpo está localizado a la vez en el tiempo y el espacio. Su naturaleza es pluridimensional y está limitada por las fronteras esenciales y efectivas de su «capacidad anímica espiritual», por la vitalidad de su organismo y la materialidad de su cuerpo. La naturaleza humana, como naturaleza compleja, es finita, y — con todas sus dimensiones y las leyes estructurales propias de éstas, insuprimibles en principio, con todas las condiciones materiales y vitales que la constituyen — es dada previamente e impuesta a la p. humana, es decir, a la libre actualización de su propia realidad. Si el hombre ha de entenderse como p., y esto quiere decir sobre todo como libre realización de su naturaleza (realización que, precisamente como forma de la libertad, no es «natural», sino histórica), ha de verse además que, en el campo de la experiencia de nosotros mismos y de los demás, dicha realización nunca alcanza el grado de una libertad perfecta, de una libre y actual disposición de sí mismo, de una integración consumada de esta naturaleza finita en la unidad del ser personal.

Está de por medio la resistencia de lo material, el fallo de las funciones vitales, el olvido y los contenidos de vivencias psíquico-espirituales que se sustraen a la conciencia.

Pero se da también contra esta resistencia y con ella la elevación de la realidad y del alcance de la libre actuación personal en los grados de la formación de la personalidad por medio del hacer u omitir, por la libre aceptación o repulsa de lo que, desde este punto de vista, «viene de fuera» y puede admitirse dentro de la interioridad de la personal experiencia del destino o ser rechazado, por decisiones que crean una realidad permanente de personalidad completa o fallida. Además, hay grados de intensidad en la realización personal: no todo proceso psíquico-corporal, no toda acción y omisión tienen la misma importancia para la realidad personal. Pero nunca realiza el hombre temporal su naturaleza en un acto único; la realiza siempre en la sucesión y el despliegue de los actos históricos a través de sus acciones y omisiones, de su hacer y sufrir. El hombre como p. no puede «alcanzarse» enteramente a sí mismo dentro de su historia, o tomar definitivamente posesión de sí mismo, ni en el conocimiento, ni en el obrar y querer. En la diferencia entre naturaleza y p., por la que él sufre y que trata de superar, y no en la finitud de su naturaleza como tal, se funda la -> historia e historicidad del hombre.

A pesar de esta diferencia, la naturaleza humana no debe pensarse primero como una individualidad intramundana, y sólo accesoria y posiblemente como realidad que ha de asumir una p. Pues, a pesar de la ley propia de la naturaleza humana en sus distintas dimensiones y capacidades, cuya separación y objetivación metódica e hipotética en las ciencias antropológicas — necesariamente distintas y múltiples — están en principio de todo punto legitimadas, la naturaleza humana se halla de antemano dentro de la exigencia personal, que la envuelve y la constituye originariamente como tal naturaleza humana. Dentro de la división metódica en «órdenes» o campos particulares de las ciencias, y dentro también de la más detallada comprensión de las disposiciones particulares, capacidades y «deficiencias» de un individuo determinado en la práctica de la educación, formación y prestación de trabajo, etc., no debe perderse de vista la conjunción natural indisoluble de los distintos órdenes especiales, ni sobre todo la calificación personal de la naturaleza humana y sus «disposiciones», etc., en su conjunto; calificación que se funda ea que la naturaleza humana, siempre que se da, existe ya en la esencial y efectiva unidad de la persona.

Por esta razón, tampoco se llega al -> derecho natural partiendo de una naturaleza del hombre considerada en abstracto; más bien, aquel, como derecho fundamental, sólo puede deducirse de que la naturaleza humana como tal está ya dentro de su exigencia personal, tiene como tarea su propia realización, independientemente de la medida en que se halle a la altura de su inalienable tarea. De esta exigencia absoluta brota por lo menos el derecho a la existencia, a un verdadero poder existir (aun respecto de enfermos mentales o viejos incapaces de trabajar). Por la misma razón, los demás derechos fundamentales e incluso el derecho positivo no deben basarse en la naturaleza abstracta del hombre, pues en tal plano éste aparece como individuo aislado en lucha con otros o como mero número de una vida colectiva, como animal sociale, que, desde ese punto de vista, no se distingue en principio de los miembros de una colonia de termes. Los restantes derechos fundamentales y el derecho positivo, cuando es -> derecho, se fundan más bien en la realización personal, en la realidad óntica, nunca igualmente cumplida, sino siempre graduada, de las p. y de los grupos de personas en la -> sociedad humana. De ahí también la relación del hombre con los demás, con la -> comunidad, ha de entenderse partiendo de su personalidad.

2. Persona y mundo

Así como los «órdenes» de la vida corporal, psíquica y espiritual son dimensiones de la única naturaleza humana que se compenetran mutuamente, de igual manera esa naturaleza humana está en relación con la «naturaleza» en sentido lato, que envuelve a aquélla con el ente en su totalidad. Esa relación tiene una triple dimensión o conexión material-causal: la vinculación con cada otro individuo; la correlación vital con el propio «mundo circundante»; la comunicación espiritual con el «-> mundo uno», que trasciende e implica todo lo individual y el propio entorno. Sin embargo, como ser corpóreo, localizado en determinado punto de la historia y del cosmos, por la -> trascendencia del espíritu (que supera todo pasado, la lejanía cósmica y el futuro) el hombre es llevado a la presencia histórica del mundo uno, que es también el propio lugar del hombre. Y del mismo modo que la naturaleza humana es, desde luego, dada e impuesta previamente a su propia realización personal, libre y finita, pero como humana sólo se da dentro de esta realización de sí misma, as( también y en conexión inseparable con ello, el mundo de la p. se da previamente y se impone como el medio de toda su existencia personal, el cual no ha de construirse posteriormente, sino que pertenece a priori y constitutivamente a la esencia (espiritual y corpórea) del hombre.

Por eso, la realización histórica del ser humano se lleva a cabo tanto por el desarrollo de sus «disposiciones naturales», como simultáneamente por la configuración del mundo. Siempre que la configuración del mundo es vista en su unidad esencial con la realización de la humanidad, tiene como base una relación del hombre con el mundo, que, como relación humana, reconoce precisamente las leyes y la significación objetivas y propias en cada caso de las dimensiones del ente en general: con la conciencia de que el ente objetivo no se limita a ser mero medio para el fin de conservar la vida del hombre, sino que posee su propia posición y significación esencial en el todo y para el todo, por ineludible que sea el uso y consumo de las cosas para la conservación de la vida humana.

Pero la conservación y la elevación de la vida no se identifican simplemente con la realización del ser humano, como tampoco la configuración del mundo se agota con la producción de los medios de uso y consumo. La configuración del mundo culmina más bien en que el hombre, siguiendo la trascendencia del espíritu, huyendo de sí mismo y entrando en el gran todo, haga una representación inteligible, intuitiva y simbólica del mundo en un solo ente particular: en las grandes obras de lo perceptible y comunicable (-> lenguaje), de la -> verdad (-> ciencia), de la belleza (-> arte), de la celebración, reverencia y adoración (-> culto), de dominio sobre la naturaleza (-> técnica), de dominio sobre los hombres para la realización común de un sentido (-> Estado), sólo por el «servicio» funcional a las obras (-> cultura en sentido objetivo) se realiza y atestigua el ser humano.

Pero las obras, abandonadas a sí mismas en su exterioridad y aisladas de su origen vivo, se hunden en la nada e insignificancia. Sólo son reales y permanentes por el constante retorno a la interioridad del hombre. Así como el desarrollo de la naturaleza humana sólo es y permanece real por la integración del propio ser personal; de igual manera la forma del mundo en las obras que lo representan sólo se hace y permanece real por el retorno constante de estas obras y del todo que ellas representan a su origen personal. Ese retorno y asimilación del todo configurado es lo que llamamos -> formación (cultura en el sentido objetivo). La trascendencia del espíritu a lo universal y común del mundo uno exige el retorno a la inmanencia de la libertad singular e insustituible que se forma, y a la inversa. Configuración del mundo y realización propia son aspectos (salida y retorno: función e integración) o factores temporalmente desarrollados de un solo y mismo acontecer: la realización efectiva de la p. humana en la historia.

Y a su vez cabe decir que, así como la p. humana nunca puede «alcanzar» adecuadamente y sin reservas la propia naturaleza, que le es dada e impuesta previamente (aunque ésta esté siempre superada por aquélla); así tampoco hay p. humana en la historia que pueda «alcanzar» el mundo adecuadamente y sin reservas, de una vez para siempre y, por ende, en forma definitiva: configurarlo en la historia y asimilárselo definitivamente y hacerlo obligatorio para todos los tiempos. En esta diferencia permanente en la historia entre p. y mundo radica la historicidad de la inteligencia y asimilación del mundo por parte del hombre: el hecho de la -> tradición inagotable, del presente que se esfuma, del futuro que de ningún modo puede anticiparse, del proceso inacabable de la formación.

3. Persona y comunidad

Así como ningún individuo, solo y de por sí, puede llevar a cabo las obras (el mundo y, por ende, la forma de realizar su libertad), sino sólo dentro y con ayuda de la -> sociedad; así también la formación, por mucho que a la postre signifique la liberación que ha de realizar por sí y para sí cada p. particular, tiene que ser a la vez posibilitada y sostenida por la tradición histórica y social y por la constitución actual, como, a la inversa, esta realización personal y singular de la libertad que se forma es un factor interno y permanente que determina la forma actual y futura de la sociedad.

Pues la realidad de la vida social humana no es ni la suma o el producto mecánico de «individuos naturales», ni un organismo independiente que se ramifica en los individuos. La realidad de la vida social común, de una vida humana y digna del hombre, sólo se logra y conserva por el logro y conservación de la vida espiritual personal del individuo. Puesto que la vida social es la realidad común espiritual de la p. particular, síguese que cuanto haga u omita el individuo, aun en su esfera más privada, será también en medida menor o mayor de importancia real para la sociedad; y a la inversa: todo obrar social «oficial» tiene también en grados y niveles diversos importancia real para el comportamiento privado.

Por la misma razón, hay ciertamente distinción real entre el -> bien común y el bien particular (distinción que aparece clara en el diverso fin inmediato del obrar); pero, en principio, no puede haber oposición entre ambos, como si, en ciertos casos, sólo se pudiera realizar el bien común «a costa» del bien particular, o a la inversa. Rechazando la estrechez utilitarista de los conceptos de bien común y de bien particular, y viendo a la vez el fundamento personal de ambos, hemos de decir más bien que la renuncia y el sacrificio (p. ej., en la limitación del espacio de -> poder y libertad) no sólo son medios externos (molestos) para conseguir el mayor provecho posible, sino también factores internos e integrantes de la realización personal del bien del individuo y de la sociedad, y que sólo siendo así (es decir, cuando cabe realizarlos internamente y no sólo por medidas exteriores de coacción) pueden pedirse realmente y, por ende, son «justos» de verdad. Sin embargo, siempre es dificil, ya que la cuestión no puede decidirse a priori y teóricamente, determinar exactamente en la situación histórica concreta el contenido del bien común y el del bien particular para obtener así el criterio con que legitimar las medidas y acciones.

Que el hombre sea un ser social, el cual sólo puede vivir como individuo en una realidad común, tiene su fundamento no en la conexión material-causal, ni en la necesidad biológica y en la referencia mutua, sino en su espiritualidad, en su apertura histórica al pasado, presente y futuro del mundo. Al ser incorporado por la división del trabajo a la producción social de la obra común, el individuo se halla necesariamente dentro de una función que lo reclama: como servidor de la obra, como funcionario en la sociedad. Pero es igualmente necesario que, en el proceso de formación de la p., el individuo incorpore lo universal y total, abierto y realizado ya, a la libertad independiente y, a la vez, distanciada siempre frente a la realidad social común.

La sociedad totalitaria, al acentuar y fomentar la formación completa, fuerza a la incorporación sin reservas y funcional al proceso de la realización social, que luego, indudablemente, es capaz de producir las obras espirituales más imponentes. Pero la sociedad totalitaria trata también de impedir la formación individual, el retorno del individuo a sí mismo, lo cual establece una distancia y lleva consigo la posibilidad de una crítica; limita la libertad personal y procura aniquilarla.

Para la reflexión y decisión responsable respecto de nuestro futuro es importante ver que la «amenaza a la p.» en nuestro presente inmediato, en la totalidad de la vida social que se dilata, no viene de la poca espiritualidad o antiespiritualidad, sino que son el espíritu mismo y su universalidad los que amenazan a la p. y su libertad particular; pues hoy se actualizan posibilidades supremas y remotísimas del espíritu, y por ello nunca ha sido tan grande como en nuestra actualidad el peligro (obstáculo) para el retorno a la libertad personal. Por posibilidades supremas del espíritu entendemos, brevemente, la reducción de todo lo inexplicable a causas explicables; la organización de toda variedad dentro de la unidad — sola espiritualmente comprensible — del orden universal en la historia y en la naturaleza, el cual, como comprensible, ahora se hace también dominable.

Pero este -> orden se hace dominable precisamente en cuanto, incorporándonos a él, le servimos sin reservas. Todas las tareas parciales han venido a ser tarea única. Toda posibilidad de organización está en conexión con lo organizado en el mundo uno. Parece que tendemos a que no haya más «islas», ni en el sentido cualitativo ni el cuantitativo, a que todo sea uno. Se confunden las fronteras en los ámbitos del pensamiento y de la vida, lo mismo que las de la intimidad, familiaridad y publicidad. Desaparece la posibilidad de obrar por sí solo en un recinto relativamente estrecho. El teamwork (trabajo en equipo) universal ha comenzado ya. Con este teamwork universal parece haber llegado el fin de la personalidad (en el sentido de la época de Goethe y Humboldt). Lo que queda es la tarea de mantener la p., que sin duda en el futuro ha de adquirir otra forma nueva de realidad, cuyos contornos apenas comienzan a dibujarse en nuestro tiempo.

3º eso + T.1 = La persona busca a Dios


Comenzamos
El sentido religioso del ser humano
El ser humano desea la felicidad completa. Sin embargo, nunca está completamente feliz con lo que tiene, con su forma de ser, con
los demás… Por una parte, es un ser limitado, finito y sometido al poder de la enfermedad
y la muerte; y, por otra parte, es un ser trascendente porque busca y desea lo infinito, la felicidad total, el vivir siempre, el encuentro
con Dios… Por ello, el ser humano es un ser espiritual y religioso que desea el infinito, que es Dios, y así
poder encontrar la completa felicidad y plenitud que necesita.
En la historia de la humanidad y las religiones encontramos multitud de expresiones sobre este deseo de Dios: oraciones, cultos, mitos,
arte religioso, etc. En todo tiempo y lugar las personas han buscado a Dios y han sentido la necesidad de encontrarse con Él.
• ¿En qué ejemplo se puede observar el deseo de infinito y felicidad completa que tiene la persona?
• ¿Qué título le pondrías a la imagen? ¿Por qué?

El deseo humano de encontrar a Dios
El relato bíblico de «La vida de Sansón».
El valor de la fe en Dios.
Caminos para descubrir y encontrarse con Dios.
Reflexionamos
Para situarnos
❚ Los países más felices del mundo.
Las personas más felices no son las que más tienen o viven en los países más ricos. Así lo expresa este estudio: «La felicidad no depende de la rentabilidad del bono a cinco años o del dinero. (…) Este ranking de felicidad formado por 151 países está encabezado por Costa Rica, país al que siguen Vietnam y Colombia. Alemania y Francia ocupan los puestos 46 y 50, mientras que España ocupa la posición número 62. Estados Unidos ocupa el lugar 105 de los países menos felices del planeta. (…) Descubrimos que los países más felices no son los que forman el llamado primer mundo». (ABC, 11 de febrero de 2013).
❚ La inteligencia espiritual.
La ciencia ha descubierto que existen diferentes tipos o aplicaciones de la inteligencia humana: la inteligencia matemática, la inteligencia artística, etc. Para ser feliz con Dios, con los demás y consigo mismo es necesario desarrollar esta inteligencia: «La Inteligencia Espiritual es la más importante de las múltiples inteligencias y que además posee el poder de transformar tu vida, la civilización, el planeta y el curso de la historia. (…)». (Tony Buzan: El poder de la inteligencia espiritual. Urano, Barcelona, 2005, pág. 13).
❚ Existe el deseo de Dios.
La genética ha demostrado que el ADN humano tiene 35 000 genes, y que algunos están relacionados con Dios. Por ello, la espiritualidad y el desear a Dios tienen una base biológica. Así lo ha demostrado un importante científico genetista: «El gen de Dios existe. (...) Nuestros genes son los que, en principio, nos hacen receptivos a la espiritualidad y a la fe. (...) Nuestra constitución genética es la que determina nuestra espiritualidad. (...) Una posible ventaja evolutiva de los genes que motivan nuestro impulso a creer en algo superior a nosotros, sería la de mejorar la salud y la longevidad». (Dean Hamer: El gen de Dios. La Esfera de los Libros, Madrid, 2006). Esto no significa que sea la genética de cada persona la que le haga ser cristiano, musulmán o ateo. Lo más importante es la libertad, la fe, la gracia de Dios, las experiencias y opciones personales, la búsqueda personal del misterio de Dios…

Dialogamos
1 ¿Qué hecho te llama más la atención? ¿Por qué?
2 ¿Qué piensas que puede hacer más feliz a una persona?
3 ¿Qué opinas del deseo de Dios que tiene el ser humano?


3º ESO: TEMA 1.2. DESEO HUMANO DE DIOS
El deseo humano de Dios
Las personas desean muchas cosas materiales y espirituales. Pero aunque cumplan muchos de sus deseos como ganar dinero, ser famoso,
formar una familia, etc., siguen sintiéndose insatisfechas e incompletas.
Por ello, se preguntan: ¿Qué puede saciar verdaderamente el deseo humano de ser completamente feliz? Ante este deseo e interrogante
el cristianismo da la siguiente respuesta.
2.1 El misterioso deseo de Dios
La persona lleva en su interior un misterioso deseo de Dios. Y cada buen deseo que cumple como tener amigos, vivir un amor verdadero,
ayudar a los demás… le hace descubrir y preferir el mayor deseo, que para los cristianos es encontrar a Dios para vivir eternamente y
ser completamente feliz con Él, con los demás y consigo mismo. Este deseo de Dios convierte a la persona en un ser religioso que busca
encontrarse con Él.
2.2 La persona puede descubrir a Dios
La dimensión religiosa y espiritual del ser humano le lleva a preguntarse sobre Dios y desear encontrarse con Él. Y puede encontrarse
con Él por sí mismo: por su inteligencia, vida interior, sentimientos, experiencias más profundas, etc.
Sin embargo, este descubrimiento y conocimiento sobre Dios es limitado.
Y ello porque nuestra capacidad de conocer es limitada y Dios es el mayor misterio; y, por lo tanto, solo se puede hablar de Él, con
analogías o comparaciones.
Este deseo de Dios y capacidad humana son la base para llegar a la fe en Dios que, va más allá del solo conocimiento sobre Él.
2.3 Caminos personales para conocer a Dios
❚ Partir del mundo y la razón para conocer a Dios. Por ejemplo, se puede llegar a verdaderas certezas sobre Dios admirando la belleza
y el misterio de la naturaleza, así como argumentado: si existe un programa informático debe existir un programador, si existe la creación
debe existir un Creador, etc.
❚ Desarrollar nuestra vida interior o dimensión espiritual y religiosa. Por ejemplo, meditando cada día y evitando las actitudes antirreligiosas que alejan de Dios: la idolatría, el sectarismo, el fanatismo, el laicismo, etc. Para los cristianos, Jesús de Nazaret es el máximo ejemplo de espiritualidad completa.
❚ Buscar a Dios desde el conocimiento de la propia personalidad y las experiencias humanas más profundas. Para conocer a Dios es
necesario conocerse a sí mismo.
2.4 Caminos cristianos para encontrarse con Dios
La Iglesia enseña que los anteriores caminos personales ayudan a conocer parcialmente a Dios. Y propone los caminos cristianos (revelados
por Dios) para conocerlo de forma completa, y así poder satisfacer el deseo de Dios que existe en la persona. Algunos son:
❚ Reflexionar sobre la Biblia como la Palabra viva de Dios que me habla y me ayuda. Por ejemplo, leyéndola y practicando sus enseñanzas
en la vida diaria. La Biblia enseña que Dios ama, busca y se da a conocer a las personas: «Yo amo a los que me aman, los que
madrugan por mí me encuentran» (Prov 8, 17). «Buscarás allí al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón» (Dt
4, 29). Es la promesa que hace Jesús: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe,
quien busca encuentra y al que llama se le abre» (Mt 7, 7-8).
❚ Conocer y aceptar personalmente la revelación cristiana. Por ejemplo, creyendo las verdades de la fe cristiana del Credo.
❚ Participar en alguna actividad de la Iglesia. Por ejemplo, colaborando en una campaña de Caritas de una parroquia.
❚ Fortalecer la fe cristiana. Por ejemplo, encontrándose con Jesucristo, al comulgar en la Eucaristía del domingo.
❚ Practicar la oración cristiana. Por ejemplo, rezando el Padrenuestro y dialogando con Jesucristo como el mejor amigo.

1 Lee cada apartado, copia en tu cuaderno y completa la frase:
a) La persona lleva en su interior un… y el mayor deseo para los cristianos es…
b) La dimensión religiosa y espiritual del ser humano le lleva a…
c) Tres caminos personales para conocer a Dios son…
d) Tres caminos cristianos para encontrarse con Dios son…
2 Expresar. Describe un deseo negativo, por el cual hoy muchas personas pierden su libertad y su salud. Y un deseo positivo, por el cual hoy la persona es más.

4º eso: T. 1= Religiones universales + reflexionamos.


Comenzamos
Las religiones y el sentido de la vida

La persona necesita encontrar motivos para vivir y dar una explicación al misterio de su vida y del universo. Por ello, se pregunta sobre
el sentido de la vida: ¿Cuál es el origen del mundo? ¿Para qué vivir? ¿Cuál es la misión de mi vida? ¿Dónde encontrar la felicidad y la
salvación? ¿Hay vida después de la muerte?
Las religiones responden a esta necesidad y a estas preguntas, y aportan a la sociedad su patrimonio artístico y cultural, enseñanzas
morales, solidaridad con los más pobres...
Por ello, las religiones han sido muy importantes en el pasado y lo son en el presente de la humanidad. En el futuro, según investigaciones
actuales, la mayoría de la población pertenecerá a una religión.
Además, desde el siglo xix, crece la interreligiosidad (diálogo y colaboración entre las diferentes religiones) y el ecumenismo (diálogo
y colaboración entre las Iglesias cristianas).

• ¿Con qué frase estás más de acuerdo? ¿Y con cuál estás en desacuerdo? ¿Por qué?
• ¿Qué título pondrías a esta imagen? ¿Por qué?

Las religiones y el sentido de la vida

El relato bíblico «Rut, la extranjera».
El valor del diálogo.
Las características de las religiones y sus respuestas de sentido.

Reflexionamos
Para situarnos

❚ Las principales religiones en el mundo actual.
Cristianos + Musulmanes + Judíos + Budistas + Hindúes + Otras religiones + Sin religión
Fuente: Reuters con datos de pewforum.com

Las religiones mayoritarias en el mundo (2011)
0,2% Judíos
7,1% Budistas
15,0% Hindúes
16,3% Sin religión
23,2% Musulmanes
31,5% Cristianos
6,7% Religiones autóctonas y otras

❚ Las religiones en el 2050.
Una investigación realizada en 234 países sobre el futuro de las religiones, concluye que, en 2050, el número de creyentes religiosos aumentará, principalmente del cristianismo y del islam: «El islam, la religión de más rápido crecimiento, pasará de 1  600 millones (en 2010) a 2 760 millones en 2050. Para ese momento, los musulmanes representarán casi un tercio de la población total mundial estimada en, aproximadamente, 9 000 millones de personas.
(…) Los cristianos aumentarán de 2  170 millones a 2 920 millones, conformando más del 31 % de la población mundial. (…) Para
2050, más de 6 de cada 10 personas en la Tierra serán cristianas o musulmanas» (http://cnnespanol.cnn.com/ 4 de marzo de 2015).
❚ La religión católica.
«Actualmente hay 1  254 millones de católicos en todo el mundo, 12 % más que en 2005, y representan el 17,7 % de la población global» (Anuario Pontificio de la Iglesia católica 2015. Vaticano, 17 de abril de 2015).
❚ En España, en 2015 había 29 368 lugares de culto. «Ocho de cada diez lugares de culto en España son católicos. 23 098 iglesias, por 3 588 templos evangélicos, 1 334 mezquitas y 701 salones del Reino» (http://www.periodistadigital.com/religion/ 4 de julio de 2015).

Dialogamos
1 ¿Qué dato te llama más la atención? ¿Por qué?
2 ¿Qué otro hecho conoces sobre las religiones?
3 ¿Qué opinas de las religiones? ¿Por qué?
4 ¿Qué son las religiones monoteístas? ¿Para qué sirven?

1º eso: T.1 = RELIGIONES, REALIDAD Y DIOS: 1.1 experiencias


El sentido religioso del ser humano
Desde sus orígenes, el ser humano ha buscado a Dios y se ha preguntado ante las maravillas del universo y la existencia humana: ¿Quién
ha creado el universo? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Cómo alcanzar la vida eterna? ¿Cómo encontrarse con la divinidad? ¿Qué
valores practicar?...
Los cultos funerarios, los ritos sacrificiales, las antiguas religiones, los mitos, los valores morales y religiosos… eran las respuestas religiosas que daban los humanos primitivos a estos interrogantes. La Biblia responde así a estos interrogantes: La realidad y los acontecimientos son signos de Dios. Dios es un Dios Padre, creador, misericordioso y providente.
Un Dios-Amor que ama y se revela a las personas, que quiere que se amen, que sean felices y que se salven. Estas respuestas demuestran
la religiosidad de la persona y los valores que enseñan las religiones en la historia.
• ¿Qué frase te llama más la atención? ¿Por qué?
• ¿Qué relación tiene esta imagen con las religiones? ¿Por qué?

Reflexionamos
Para situarnos

Muchos elementos de la cultura y valores actuales tienen su origen en las religiones de la Antigüedad y en la Iglesia. Algunos ejemplos:
❚ La costumbre de apagar las velas. La costumbre de apagar las velas en la tarta de cumpleaños viene de los antiguos griegos, que
ofrecían dulces a Artemisa (diosa de la Luna). Eran pasteles redondos que representaban la Luna llena. Sobre ellos se ponían velas
encendidas que simulaban la luz de la Luna. Los fieles soplaban las velas, después de formular un deseo, para que el humo lo llevara
hasta la diosa. (http://usuaris.tinet.cat/vne/Costumbres_cumpleanos.htm)
❚ El nombre de los planetas. Los nombres de los ocho planetas que componen el sistema solar (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano y Neptuno) son nombres de los dioses griegos y romanos de la Antigüedad.
❚ Origen de las Olimpiadas. Las actuales Olimpiadas tienen su origen en las olimpiadas que se celebraban en honor de los dioses
(2 500 años a. C.) en la antigua Grecia. El campeonato principal se celebraba en el santuario del dios Zeus, en la ciudad de Olimpia.
Comenzaba con una procesión religiosa y el juramento sagrado de los atletas ante Zeus. Los vencedores ofrecían sacrificios a este dios para agradecerle la victoria.
❚ Objeto funerario. Un hacha hallada en Atapuerca indica que ya había ritos funerarios, hace 400 000 años «formó parte de un rito funerario
y es el vestigio más antiguo de la mente simbólica, algo exclusivamente humano». (El País, 8 de enero de 2003).
❚ La Iglesia en España. La Iglesia católica en España es el grupo más solidario y el que más educa en buenos valores. En el año 2011,
ayudó a 4 310 772 de personas en sus necesidades básicas en sus comedores sociales, centros de acogida, centros de ayuda para las
víctimas de violencia, etc.). Solamente Cáritas repartió 250 millones de euros. Y cada euro que se invirtió en la Iglesia rindió como 2,39
euros, por la multitud de voluntarios que trabajaron sin cobrar. (http://www.conferenciaepiscopal.es/index.php/notas/2013/3568)

Dialogamos
1 ¿Qué hecho te resulta más curioso? ¿Por qué?
2 ¿Qué otro hecho conoces de las religiones de la Antigüedad?
3 ¿Qué es la realidad y los acontecimientos para la Biblia?
4 ¿Son importantes las religiones para las personas? ¿Por qué?

Experiencias humanas y cristianas

Los mitos de las religiones de la Antigüedad enseñan buenos valores, el origen de la creación y cómo relacionarse con las divinidades.
El siguiente mito de la antigua religión griega, nos muestra los peligros de la imprudencia y de la excesiva curiosidad, y el valor de la esperanza para superar los problemas diarios. Para el cristiano es una de las virtudes teologales que nos regala Dios: «La fe, la esperanza y el amor: estas tres. La más grande es el amor» (1 Cor 13, 13)

1.1 El mito de la caja de Pandora

Un día, Zeus (el dios supremo de los dioses griegos) decidió castigar a los seres humanos porque se habían vuelto malvados y soberbios. Llamó a su hijo Vulcano (dios del fuego) y le ordenó que le fabricara una bella mujer.
Vulcano modeló a la mujer hasta hacerla similar en todo a las bellísimas diosas. Cuando terminó, le dio por alma una chispa del fuego divino que ardía en los hornos del Olimpo (montaña de Grecia y el
cielo donde vivían los dioses griegos).
Al verla tan bella, Minerva (diosa de los artesanos y los médicos) le regaló un cinturón de piedras, y Venus (diosa de la vegetación y los jardines) la llenó de valores y virtudes. Y Zeus le puso por nombre Pandora, que significa la mujer de «todos los dones», le entregó un cofre y le dijo:
—Ve a la Tierra y lleva siempre este cofre. Contiene todos los males que pueden hacer llorar, sufrir y destrozar a los seres humanos. Por ello, no lo abras nunca. Si lo haces los males se extenderán por toda la Tierra.
La mujer agradeció los regalos de Zeus y sobre un carro celestial descendió a la Tierra. Allí se casó con el rey Epimeteo (hijo del Titán Jápeto y creador de los animales), hermano de Prometeo (dios creador de la humanidad).
Pasó el tiempo y la curiosidad de Pandora fue aumentando: ¿Qué contenía el precioso cofre? ¿Seguro que eran todos los males? ¿Y si abriese solo un poco la tapa para ver cómo eran? Hasta que un día levantó un poco la tapa e inclinó el rostro para ver su interior. Pero enseguida tuvo que apartarse rápidamente, presa del mayor espanto. Un humo denso y negro salió en forma de enormes espirales; mientras, mil horribles fantasmas invadían la Tierra y oscurecían el Sol. Eran las enfermedades, los dolores y los vicios (antivalores y malos comportamientos), que salían del cofre y entraban en las casas de los seres humanos.
En vano, Pandora trató con mucho esfuerzo de cerrar el cofre y cortar el paso a los males. El destino que había decidido Zeus se cumplió y desde entonces la vida de las personas estuvo acompañada por la muerte, el dolor, la enfermedad y los vicios.
Sin embargo, cuando todo el humo denso se esfumó en el aire y el cofre parecía vacío, Pandora miró en su interior y se llevó una sorpresa.
En el fondo vio un gracioso pajarillo de alas tornasoladas. Era el valor y la virtud de la esperanza, el único bien que les quedaba a los mortales para consolarles y superar sus desgracias.
Pandora dejó en libertad al pajarillo. Pasó el tiempo, y la esperanza fue creciendo en el corazón de los humanos, y con ella, creció la fe, el amor y la justicia en la Tierra.
(Adaptado de José Repollés: Las mejores leyendas mitológicas. Óptima, Barcelona, 2000. 2ª edic, págs. 140-141).

1 ¿Qué tres virtudes teologales nos regala Dios?
2 ¿Qué te llama más la atención del mito de «La caja de Pandora»? ¿Por qué?
3 ¿Qué enseñanzas extraes de este mito?
4 Lee y contesta a las preguntas: «Por amor, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre.
De este modo da una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se
plantea sobre el sentido y la finalidad de su vida» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1997, nº 68).
a) ¿En qué se diferencian los mitos de la Antigüedad y la revelación cristiana?
b) ¿Por qué el cristianismo da las respuestas más completas a las preguntas del ser humano?
5 Busca en internet juegos sobre los dioses de la Antigüedad y comprueba tus conocimientos
mitológicos.
http://trivialoo.com/es/trivial/228/0/1/mitologia-griega.html